Es una de las pinturas al óleo realizado entre el 1819 y 1823. Se representa al dios Saturno, dios de la agricultura en la mitología latina (Crono en la mitología griega) devorando a unos de sus hijos. Esta obra coge inspiración del mito de Saturno, el cual devora sus hijos Neptuno, Plutón, Hestia, Deméter y a Hera, por miedo a que le quiten el trono como le prefijo el oráculo, pero cuando Ops (su esposa) da a luz a Júpiter (Zeus) lo esconde en Creta hasta que este crece y obliga a su padre a vomitar a sus hermanos y hermanas.
En el cuadro, podemos ver al dios Saturno, envejecido y con un cuerpo deforme y ojos saltones que devora el cadáver adulto de uno de sus hijos y les clava los dedos con una extrema brutalidad. La escena protagonizada por el horror y el canibalismo surge de la oscuridad, parece como si la luz solo existiera para alumbrar tal suceso, cargada de una violencia explícita que sobrecoge.
Esta obra fue creada por Goya en sus últimos años de vida tras una gran enfermedad que sufrió y con los recuerdos de la guerra de Independencia aun recientes y refleja sobre todo los miedos de Goya a ser devorado por el tiempo y la muerte. También en un contexto sociopolítico se ha llegado a decir que la imagen es un símbolo del rey Fernando VII tragándose al pueblo.
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